La Clave: Ucrania y la línea roja que EE. UU. no quiere cruzar

Desde que diera comienzo la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos y el resto de países aliados han entregado grandes cantidades de armas a Ucrania. Se ha hecho de forma progresiva y a lo largo del tiempo se han superado varias líneas rojas:

La entrega de HIMARS, cazas de la era soviética, blindados y tanques avanzados e, incluso, próximamente, F-16. Sin embargo, hay un equipo que Kiev ha pedido hasta la saciedad y que, sin embargo, Washington no parece dispuesto a entregar bajo ninguna circunstancia, al menos por ahora. Estamos hablando de los misiles de ataque a larga distancia que, llegado el caso, podrían atacar objetivos en la propia Rusia.

Esta línea roja ha sido superada recientemente por Reino Unido y parece que Francia puede hacer lo mismo. Sin embargo, en este caso los misiles entregados tienen algunas limitaciones: tienen que ser lanzados desde aviones con radares mediocres - lo que afecta a la precisión de los misiles - y tanto su velocidad como alcance son más limitados que el arma solicitada por Kiev, que no es otra que el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército de Estados Unidos. Estos misiles, los misiles ATACMS se podrían lanzar desde los propios HIMARS que Washington ya ha entregado a Ucrania.

Una vez en el aire, estos misiles pueden alcanzar más de tres veces la velocidad del sonido, haciendo que sean muy difíciles de interceptar. De esta forma pueden atacar con mucha precisión objetivos situados a unos 300 km de distancia.

¿Por qué es importante?

El Sistema de Misiles Tácticos de Estados Unidos - los conocidos misiles ATACMS - podrían marcar un antes y un después en la guerra. Con ellos Ucrania podría devastar los puestos de mando, los centros logísticos y los depósitos de armas del ejército ruso. También podrían destruir infraestructuras clave como el famoso puente de Crimea sobre el estrecho de Kerch. Sin duda una amplia acción de este tipo causaría un daño atroz en las filas rusas y colocaría a Ucrania con mucha ventaja de cara a la próxima contraofensiva. El ahorro de vidas entre los soldados ucranianos podría ser, también, más que considerable.

Sin embargo, pese a ello, Washington no parece dispuesto a entregar esta arma, la pregunta es, ¿por qué? Pues podemos destacar esencialmente tres grandes motivos:

Primero está el miedo de que llegado el caso estos misiles pudieran utilizarse para atacar Rusia, lo que podría desencadenar la tan temida escalada nuclear o nuevas operaciones de castigo a gran escala como sería el bombardeo masivo de ciudades ucranianas fuera del frente, entre otras posibilidades.

El segundo motivo tiene que ver con la posibilidad de que los rusos lograran capturar algún misil y trataran de copiar su diseño y/o vendérselo a los chinos. Y por último, la tercera razón tiene que ver con el propio stock de armas del Pentágono. Los misiles ATACMS se consideran un arma clave. Fueron diseñados durante la Guerra Fría y utilizados por primera vez durante la "Operación Tormenta del Desierto" en Irak. Entregar estas armas a Ucrania podría debilitar notablemente el arsenal norteamericano de un arma clave en caso de conflicto.

El problema para Ucrania es que sin estas armas cualquier contraofensiva será no solo más endeble, sino sobre todo mucho más dolorosa en términos de vidas. ¿Debería Washington superar sus miedos y entregar misiles ATACMS a Ucrania? No es una pregunta nada fácil de responder.